Mañana se conmemora en Sudáfrica la masacre de Sharpeville, en la que murieron 69 personas cuando, aquel 21 de marzo de 1960, se manifestaban en contra del sistema de discriminación racial conocido como apartheid. El incidente conmina a una seria reflexión sobre la desigualdad, también a sus señorías del Senado, hoy reunidas en un pleno. Cabría recordarles que el sentido de la justicia nos es innato y que, cuando las injusticias rebasan los límites de lo insufrible, las víctimas se rebelan; y su rebelión no suele ser amble, por mucho que se les intente tapar la boca.