El 26 de mayo de 1876, Charles Darwin se lamentaba en una carta de los muchos males y desdichas que abaten al mundo. Su teoría evolutiva, tergiversada por muchos para justificar el individualismo letal, probaba que la supervivencia depende de la cooperación o, en palabras de Kropotkin, de la ayuda mutua. Siglos antes Siddhartha Gautama, el Buda —cuyo nacimiento, iluminación y fallecimiento se conmemoran en este día de Vesak— ya predicaba la compasión para con el sufrimiento, el ajeno que es el propio.