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Sam Nzima, el fotógrafo olvidado

Ahora que el apartheid parece ya un episodio remoto de la historia, suele ilustrarse casi con una única imagen: la de un joven que lleva en brazos a un niño desmayado y ensangrentado; a su lado corre una chica. El ademán y el gesto de ambos resultan sobrecogedores.

La fotografía, o mejor la serie de seis fotografías, la hizo Masana Samuel Nzima, por aquel entonces reportero del periódico sudafricano The World; era el 16 de junio de 1976. Miles de escolares en Soweto, el arrabal dormitorio y reserva de mano de obra negra, sobre todo para Johannesburg, se manifestaban contra la implantación del afrikaans como lengua obligatoria en los colegios. Marchaban, ante una imponente presencia policial, coreando consignas y cantando Nkosi Sikelel’ i Africa (Dios salve a África) cuando, de pronto, un policía abrió fuego; a su disparo le siguieron otros, y se desató el caos.

En medio del desconcierto, Sam Nzima, vio caer abatido a un colegial y fotografió lo que ocurría después. Sabía que, cuando pretendiese abandonar el lugar, la policía le obligaría a abrir la cámara para velar la película, así que se escondió el carrete en un calcetín.

Aquella misma tarde, tras un intenso debate sobre si se debía publicar, la fotografía apareció en una edición extra de The World y, al día siguiente, también en el británico The Guardian o el estadounidense The New York Times. Aunque la imagen dio la vuelta al mundo, en Sudáfrica se vedó y su autor tuvo que elegir literalmente entre seguir trabajando o seguir viviendo.

Nzima renunció a su profesión, renunció a la fotografía que desde niño le fascinaba y a la que se dedicaba durante las vacaciones de verano haciéndoles instantáneas a los turistas que visitaban el Parque Kruger; renunció a la fotografía que había mejorado en Johannesburgo, mientras trabajaba en la hostelería y cursaba por correspondencia la enseñanza secundaria, aprovechando los fines de semana para retratar a las empleadas de hogar en su día libre. Nzima perseveró incansable en perfeccionar su técnica fotográfica, aprendió a redactar como el mejor reportero y logró trabajar para The World. Pero su carrera tuvo un final abrupto: tras la huelga de Soweto, Nzima ya no volvió nunca a ejercer de fotoreportero.

A pesar de lo famosa que se hizo su instantánea del 16 de junio de 1976 en Soweto y del impacto que causó en el mundo entero, Sam Nzima no vio reconocidos sus derechos de autor hasta más de veinte años después, en 1998. Y, como decía su hijo, Thulani Nzima, en 2015 «para entonces quienes habían querido utilizar la imagen con fines comerciales, ya le habían sacado provecho»; incluso el Gobierno la utilizó sin reconocer la autoría. Hoy la foto de Sam Nzima es una de las 100 seleccionadas por Time como las más influyentes de todos los tiempos.

 

Masana Samuel Nzima nació el 4 de agosto de 1934 en Lillydale y falleció el 12 de mayo de 2018 en Nelspruit, Sudáfrica.

 

Para ampliar detalles, v. fuentes:

«Masana Nzima», SAHO – South African History Online.

«Soweto uprising», Time 100 photos.

Kwanele Sosibo, «Copyrighting Liberation», The Con, 16 de junio de 2015.

Sissy Helf y Stepahie Michels (eds.), Global Photographies: Memory – History – Archives, transcript Verlag, Bielefeld, 2018, pp. 73-76.