22 de junio de 2017

El final de curso y sus evaluaciones invitan a recapacitar. Y ahora en Sudáfrica, mientras conmemoran la revuelta estudiantil de 1976 en Soweto, reflexionan sobre la descolonización del pensamiento y la finalidad de la educación. En lares más cercanos se diría que no hay dudas: la educación es para formar, a precios reducidos, mano de obra barata al servicio de una economía liberal. Visto así, nada mejor que el país convertido en un gran parque temático. Aunque, para tener las rentas de Marbella o Fuengirola, más nos valdría revisar los fines de la educación.

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