Ayer fue, a pesar del sol, un día gris y triste. Ayer fallecieron, entre otros seres queridos, dos figuras insignes. Los dos, cada uno a su aire, fueron poetas; los dos, cada uno a su manera, lucharon tenaces por la justicia y por la libertad. Uno, el fascinante trompetista sudafricano, Hugh Masekela, hizo de la música un instrumento para desbaratar el apartheid. El otro, el inusitado hombre de artes y letras, Emilio Gastón, supo recuperar y encarnar lo mejor del justiciazgo en Aragón. Descansen en paz dos hombres buenos y valientes; descansad en paz Hugh Masekela y Emilio Gastón, hicisteis un mundo mejor, nos hicisteis mejores.